Aves de Arica
Actualizado en junio de 2019
En este e-book queremos mostrar la inusual riqueza ornitológica de Arica y su cordillera, sin pretender agotar el tema. En Chile existen unas 470 especies (cerca de 600 variedades si se consideran las subespecies). De ellas, un 40 a 45% se pueden observar en Arica, haciendo de ésta probablemente el lugar con mayor diversidad ornitológica del país. En particular, el estuario del Río Lluta es un sitio de importancia para el descanso de las aves que migran de un continente a otro y donde se puede encontrar a más de 120 especies.
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Fotografía: Renato Aguirre, estuario del Río Lluta
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Solicitamos la colaboración de los lectores para que protejan la desembocadura de este río y también nos aporten material fotográfico, artículos, correcciones o comentarios, enviándolos a
lautaro@yahoo.com. No incluiremos mucha información técnica acerca de cada especie, pues ésta se encuentra muy bien tratada en
https://www.avesdechile.cl, sitio mantenido por Juan Tassara y de allí hemos obtenido gran parte de la información que exponemos y por cierto, con el tiempo y el avance de la tecnología de fotografía digital, allí se encuentran imágenes mucho mejores que las que expongo. Expresamos nuestros agradecimientos por la generosa colaboración del Sr. Tassara, sin la cual esta base de datos no habría podido iniciarse ni continuarse. El Sr. Gonzalo González, conocedor de nuestra tierra nortina y coautor de ”
Las Aves de Chile: Nueva Guía de Campo” (Editorial El Naturista, Santiago de Chile), tuvo la inapreciable paciencia de revisar y proponer correcciones de la versión de Noviembre del 2004 de esta página, tarea que debió ocuparle horas de su tiempo y que debemos agradecer públicamente. Otra excelente guía de campo es el libro “
Aves de Chile” de Alvaro Jaramillo (puede comprarse en
www.hbw.com).
Estamos conscientes de que los expertos seguirán encontrando errores y dependemos de ellos para que nos ayuden a corregirlos. Empezamos con el material fotográfico que teníamos y con rudimentarios conocimientos de ornitología, pero algún día alguien tenía que hacerlo. Esperamos que más contribuciones de los lectores nos ayuden a ampliar la base de datos.
Para terminar (por ahora). Quedan muchas otras aves por fotografiar. Este e-book se reactualiza periódicamente y esperamos que los amantes de las aves nos ayuden a destacar este aspecto tan peculiar de nuestra tierra ariqueña, por lo demás interesante para nuestro progreso pues su potencial puede explotarse turísticamente si hay orden, respeto y mesura. Si algo se aprende de las aves, es la alteración del delicado equilibrio ecológico que provoca la explotación de nuestras tierras, por vías que no siempre podemos identificar. ¿Cómo explicar de otra manera la escasez del Matacaballos que hasta hace un par de decenios se observaba con frecuencia en el Valle de Lluta?. Un buen número de especies ha cambiado sus costumbres y/o dejado de visitarnos o han desaparecido de algunas zonas y otras están en peligro de extinción. El interés por las aves puede ayudarnos a conseguir un desarrollo económico armónico con la Naturaleza. Ayúdenos a preservar este patrimonio que la Pachamama nos legó con generosidad. Citadinos, agricultores y pobladores rurales disponen, a través de nuestra avifauna, de un indicador muy sensible del daño que causamos a la Pachamama y que tarde o temprano nos pasará la cuenta. No lo desperdiciemos.
No puedo dejar de agradecer a mi estimada amiga María Roxana Avila Solari, una entusiasta fotógrafa amateur. Estimulada por nuestra página, se enfrentó al desafío de fotografiar aves, lo que no es fácil precisamente. Sus fotografías suelen ser mucho mejores que las mías, principalmente por su entusiasmo, dedicación, paciencia y generosidad, lo que ha mejorado consistentemente a esta página agregando a varias especies.
Una nota técnica para los que quieran involucrarse en esta apasionante “cacería” de aves. He usado diversas y en cierto modo sofisticadas cámaras digitales antes de que las cámaras reflex tuvieran un precio accesible. La mejor que tenía era una cámara Sony Cybershot DSC-F828 con un agregado para aumentarle la capacidad de zoom. Luego traté de actualizar a mis fotos con una Canon EOS Rebel T3 provista de un lente de 18-200mm (el zoom es modesto) con estabilizador de imagen. No es precisamente lo más sofisticado del mercado actual (y en cuanto la compré apareció una mucho mejor versión), pero su precio era razonable y su gestión es excelente, con un software muy amigable que permite fáciles y rápidas configuraciones programables. Lo que pagué por comprarla fue la nada misma comparado con el esfuerzo que implica volver a encontrarme con los mismos pajaritos para obtener mejores imágenes. Ya en la edición de enero del 2014 aparecen fotografías captadas con una cámara Sony DSC-HX300, la cual tiene un zoom de 50x y lo que es para mí una gran ventaja, es liviana y fácilmente portable, considerando que en general capto las fotografías en el transcurso de largas caminatas o cabalgatas.
Hay un problemita trascendente: fotografiar aves es muy difícil si no se hace en solitario o en compañía que tenga el mismo propósito e interés. Y luego identificarlas no es fácil por el dimorfismo sexual, la similitud de ciertas especies y la abundancia de subespecies.
El problema con las cámaras de cierta reciente antigüedad es la ausencia de un estabilizador de imagen (necesario para las fotos con zoom potente) y el autofoco, el cual depende de los contrastes y las plumas de las aves perturban la señal. Con una cámara reflex profesional en cambio, el fotógrafo afina el foco visualmente si lo desea y no depende del menos eficiente algoritmo de enfoque automático de las anteriores, pero demora un poquitito más en conseguir un buen enfoque y eso suele ser crítico. Eso en cuanto al tecnicismo, pero debo afirmar enfáticamente que eso no es lo prioritario. Con la más modesta de las cámaras, “cazar” aves sin matarlas es toda una aventura que satisface a nuestros instintos de cazador y a la vez despierta a nuestro interés por la naturaleza y su equilibrio. Los presuntuosos que gustan exhibir sus bienes y logros al público pueden alegrarse al captar una foto impecable, pero para quienes son más sensibles y sensatos las aves nos hacen volar más lejos: asecharlas sin agredirlas para captar lo que salga en la más primitiva de las cámaras, lleva a apreciarlas, maravillarse con su belleza y acatamiento a las leyes de la naturaleza y sentir la responsabilidad que la humanidad tiene con la Pachamama. Con frecuencia recibo contribuciones de lectores entusiasmados por lo que captaron. Si bien generalmente no sirven para exponerlas a los ojos de todo el mundo pues nuestra cultura prioriza el tecnicismo que suele aplastar a la hermosura de comprender (me refiero en particular a la resolución de la foto) por encima de nuestra supuesta condición de hijos respetuosos y amantes de la Pachamama, esas fotos me hacen sentir que no todos los humanos somos meros explotadores de nuestro planeta: algunos lo aman, se maravillan de lo que nos aporta y quieren perpetuarlo por su belleza y no por el número de píxeles con que las máquinas modernas nos permiten captar una fotografía técnicamente impecable pero desprovista de sentimientos. Ellos son mis “hermanos”. Quiero expresar enfáticamente que el tecnicismo que a medias domina a esta página es sólo un “poster” para atraer a o ganar adeptos al culto de la Pachamama.
Renato Aguirre Bianchi
lautaro@yahoo.com
Lautaro 487, Arica, Chile