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-aricaaballo.com-

Taruka, Taruca, Venado Andino o Huemul del Norte (Hippocamelus antisensis). Es un cérvido vegetariano (curiosamente provisto de colmillos) en peligro de extinción que se encuentra en la cordillera de Chile, Perú y Argentina. Se parece mucho al huemul del sur que figura en el escudo chileno (Hippocamelus bisulsus). Vive a 2.500-5.000msnm en grupos familiares de hasta una docena de individuos compuesto por un macho adulto, varias hembras y ejemplares jóvenes, pastando bajo la dirección de una hembra viejita y gusta de bajar a los terrenos cultivados (bien irrigados), creándole problemas a los agricultores. Circa 2009, su población en Chile se estimaba en unos 850 animales. Son intrínsecamente dóciles pero hoy cuesta verlos porque son escasos y han aprendido a temer a los humanos. Tuve la excepcional fortuna de ver a una manada de 17 ejemplares corriendo por la cordillera un poco al occidente de Putre , en el transcurso de una caminata a Incani
 
Los machos portan durante el invierno cornamentas bifurcadas que se caen al comenzar la primavera pero de inmediato empiezan a crer los nuevos, como se ve en la foto que sigue y ya en mayo la han recuperado. Los animales se liberan de ellas restregando la cabeza contra los arbustos o piedras. A diferencia de los cuernos de las vacas, los adornos (astas) de las tarucas son sólo excecrencias de la piel y no están vascularizadas; es decir, no son órganos propiamente tales. Supongo que tienen que ver con el apareamiento. 
 
Taruka macho avistado cerca de Putre, parte de una manada de media docena de ejemplares.
 
Taruka hembra de la manada anterior. Éstas carecen de astas y su tamaño es algo menor.
 
Taruka fotografiada cerca de Belén en abril del 2014. Parece ser un ejemplar adulto, porque su cola ya es blanca. Por su tamaño y la ausencia de astas en esa época del año, creo que es una hembra.
 
Cornamenta de taruka que encontré en los cerros vecinos a Chapiquiña.
 
Como ocurre con todos los cérvidos, es un espectáculo verlas “galopar”. Corren como los conejos, en un aire de dos tiempos: las manos se adelantan y generan un fuerte impulso y luego las posteriores hacen lo mismo, generando una serie de saltos. En contraste, los caballos y los perros corren con un aire de tres tiempos, descrito aquí.  
 
 
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