Estribos y Silla Independiente
No voy a describir la inmensa variedad de estribos disponibles. Prefiero lo más simple: Un estribo de metal sin capacho. Pero, en aras de la comodidad y la seguridad no desprecio un par de variaciones: Un piso de goma para que mis pies no resbalen (oblicuo, más levantado hacia afuera para facilitar el contacto de mis talones con el caballo) y para los niños, un estribo con elástico como borde exterior, para evitar que su pie quede atrapado al estribo si el jinete se cae (”estribo de seguridad” modelo Peacock). Pero éste es poco recomendable para adultos que trotan “levantado” (posting) o ejecutan maniobras más exigientes, pues el único arco metálico del estribo puede deformarse y/o fatigarse y romperse por el peso del jinete o el elástico soltarse cuando menos se lo espera. Sigue siendo altamente recomendable para todos los principiantes de escaso peso si han de cabalgar con tranquilidad por las escarpadas y estrechas rutas serranas adyacentes a un precipicio o abrupta pendiente.
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Estribo de seguridad Peacock (con piso de goma para evitar que el pie resbale). Permiso para calzar zapatillas...
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Para los adultos más pesados prefiero un estribo de seguridad más sólido, enteramente metálico para que no se vaya a quebrar en el medio de la sierra a consecuencias de la fatiga del material del único arco metálico del modelo Peacock. Prefiero el modelo “kwick out”, que se ve muy sólido y tiene un piso que, aunque plano (sin realce exterior), es antideslizante y evita que el pie resbale embutiéndose en el estribo.
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Estibo de seguridad Kwick-out cerrado. La flecha roja indica la unión desprendible del arco metálico exterior.
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Estribo abierto por una moderada tracción sobre el arco metálico exterior, como ocurriría si el pie queda atrapado en una caída. El pie es propulsado hacia el exterior y queda completamente liberado..
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La elección del estribo depende de la solidez de éste y de su capacidad para evitar que el pie quede atrapado en una caída. Lo último depende del calzado que porta el jinete. Si usa botas chantilly, botines de huaso o similares de punta aguzada y tacos altos, cualquier estribo puede servirle, pero su capacidad de marcha se vería muy limitada en caso de tener que subir y bajar caminando difíciles pendientes por muchas horas. Entonces, para las cabalgatas serranas, primero elijo a mi calzado y me quedo con las botas troperas militares. Pero éstas son muy anchas y se atascan en los estribos de huaso, western y australianos y a causa de eso ya un buen amigo mío pasó un susto mayúsculo. Puesto que son mis piernas y mi calzado los que me llevarán hasta donde pueda obtener ayuda si el caballo se lesiona, me quedo con el mejor calzado y luego elijo el estribo apropiado.
Un buen calzado es insuperable y puede salvarle la vida en la cordillera, pero tiene otras utilidades. Una vez, tratando de juntar la escasa leña disponible para una fogata nocturna, a pisotones desprendí una gruesa rama seca, mientras el experimentado vaqueano que me ayudaba, más fuerte que yo pero calzando botines puntiagudos, se disculpaba diciendo que esa gestión habría arruinado a su calzado. Concluyo en que el equipo que se porta debe ser el apropiado para la parafernalia del caballo, pero jamás limitar la gestión del humano pues éste es el que debe sobrevivir en última instancia. Repito majaderamente: los “estilos” sirven para gestiones específicas, pero cuando se pretende que la tropa sea capaz de pasar por donde pasa el viento, equipémonos en forma racional y mandemos al diablo a los estilos. Al fin y al cabo, el jinete, si es bueno, llega sano y salvo: el jinete “british”, huaso, gaucho o como quiera definirse, tarde o temprano comprenderá a golpes que no hay un estilo “universal” de monta. Se monta como se debe hacerlo, sin sesgos ni restricciones estilísticas, punto final...
Pero, más que la parafernalia, priorizo una buena gestión del jinete: Adopte una buena posición, presione permanentemente al estribo con su talón apuntando al suelo para que JAMAS ocurra que embuta todo su pie en éste; no use zapatillas pues cuesta desprenderlas si no usa estribos de seguridad y limítese a apoyarse en éste a nivel de la cabeza de los metatarsianos, donde recién empieza la planta del pie.
Esto de apenas introducir los pies en los estribos y manteneter los talones apuntando hacia el suelo es mucho más importante de lo que parece y no sólo porque lo último mejora la postura corporal del jinete. Una de las aberraciones de la equitación convencional es iniciar las instrucción para saltar antes de que el alumno sea un jinete de verdad, es decir, que monte bien y para eso no basta saber equilibrarse. He visto a un aprendiz de tercera etapa (habiendo pasado supuestamente por la etapa sin estribos para obtener equilibrio y luego por la etapa con estribos para aprender a montar bien en todos los aires) en una situación extremadamente crítica por no haber aprendido a usar bien los estribos; uno de éstos pasó más allá del talón y se atascó en la pantorrila. Parece increíble que eso ocurra en una sesión de salto de vallas. Desprender al ¿jinete? necesitó de varias personas para contener al caballo y sacarle la bota.
Cualquiera sea el estilo que prefiera, no será un jinete eficiente hasta que no consiga montar en “silla independiente”, es decir, mantenerse a bordo sólo con el tronco en la posición adecuada para la maniobra y las nalgas y la pelvis, independiente de los estribos, las riendas y el pomo de la silla o la tuza. Quedan libres la cabeza, el tronco del jinete y sus dos manos, pantorrilas y pies, para generar una gran variedad de órdenes que pueden modificar la posición y gestión de todas las partes del cuerpo del animal: cabeza, cuello, rectitud o arqueo lateral de la columna y giro de las ancas.
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Montar en “silla independiente”. Mi cuñada Isidora montando al pony Sansón en Codpa. Aquí no hay silla ni estribos ni manos afirmándose de la tuza o de las riendas. La jinete utiliza sólo a su tronco para mantenerse estable al iniciar un galope. Nótese la libertad para poner a las piernas en cualquier posición.
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Pero el buen manejo de los estribos es fundamental. Durante la monta no competitiva, su principal utilidad es afirmar al jinete cuando se desequilibra un poco y cuando debe frenar rápidamente un galope, y para eso debe tenerlos disponibles y en buena posición. En una silla inglesa u otras variedades “forward”, sirven además para el trote levantado o “posting”, pues el jinete tiene sólo un intermitente contacto con la silla, levantando su cuerpo y adelantando un poco la pelvis cada vez que el caballo pisa con una de sus manos. No es sólo pararse sobre los estribos, por lo que cuesta aprenderlo, pero aporta seguridad, comodidad para el jinete y el caballo y hace del trote el más docente de los aires, pues ayuda a adquirir reflejos de equilibrio y de conservación de una postura balanceada.
En definitiva y aun al trote, con las sillas forward las rodillas son el principal recurso de seguridad que debe estar siempre disponible y deben estar listas para apernarse a la silla cuando la situación lo requiere, pero sin abandonar la gestión de los estribos. La posición del tronco y las rodillas son la clave para equilibrarse en una montura forward. Para la montura huasa, son las nalgas bien metidas en la silla, el tronco erecto e inclinado un poco hacia atrás y las piernas casi estiradas con los pies firmemente apoyados en los estribos (para los principiantes) y desplazados un poco hacia adelante del tronco. En ninguno de los dos estilos las riendas sirven para afirmarse, jamás.
A diferencia del jinete no entrenado que depende en gran parte de cualquier apoyo que los estribos puedan aportar para no desestabilizarse, quien monta en “silla independiente” puede, cabalgalgando al paso, al galope (o aguantando el trote sentado), mover sus pies, tronco y brazos hacia donde quiera sin perder el equilibrio y sólo mantiene un cierto contacto con los estribos para que los pies se mantengan en ellos en la posición adecuada, sin perderlos ni que los pies se introduzcan en ellos más allá de la cabeza de los metatarsianos. Aun más, puede soltar los estribos y seguir galopando casi sin notar la diferencia, a menos que el animal haga un movimiento inesperado. Aun al galope, si un pie se sale del estribo, sin transiciones ni acrobacias se le reencuentra con facilidad gracias a la libertad para mover las pantorrillas y los pies. Pero ésto sólo se consigue con un dedicado adiestramiento del jinete y funciona bien cuando éste interactúa con el caballo como unidad, en un ámbito de respeto mutuo, sin castigos corporales que pueden provocar al animal una reacción de pánico.
Un buen consejo referente a los estribos: las zapatillas de goma no se llevan bien con éstos pues, si se cae, no es fácil liberar los pies. Evítelas si puede, use botines o calzado corriente de cuero si no dispone de algo mejor. NUNCA embuta sus pies en los estribos a presión, pues no podrá desmontar de emergencia y si se cae puede quedar cazado por un estribo y ser arrastrado peligrosamente. Todo puede suceder...
Para los jinetes de escuela clásica: Cuando ya creía que había adquirido una aceptable eficiencia, solía perder el contacto debido con el estribo cuando trotaba o galopaba, simplemente porque no mantenía una adecuada presión y/o posición del pie. ¿Porqué?:
Porque al trote apretaba demasiado a mis rodillas y dejaba que mis pantorillas quedaran sueltas, sin presionar permanentemente sobre los estribos y hacer un esfuerzo premeditado para que mis talones apuntaran hacia el suelo en la línea vertical hombro-cadera-talón, a la vez conservando la presíón sobre los estribos, lo que implica aprender a usar bien a las rodillas. Difícil, pero se aprende con la práctica y las correcciones de un instructor.
Porque al galope controlado encogía demasiado a las piernas para afirmarme mejor y daba demasiada libertad a las pantorrillas.
No he superado completamente el problema: en terrenos irregulares debo hacer un esfuerzo consciente para no cometer los mismos errores y aun tengo que practicar con muchas dunas arenosas empinadas para aprender a llegar a la cima con mis pies bien puestos en los estribos. Para los jinetes que quieren mejorar su eficiencia, nunca faltan tareas por cumplir...
Los huasos trotan poco porque permanecen sentados sobre la silla y eso genera fuertes compresiones intermitentes sobre la columna. A la inversa, la silla forward del estilo inglés (y en buena medida también la silla australiana) hace del trote el más elegante aire del caballo (y el más difícil de dominar), fácil de soportar por largo tiempo tanto para el caballo como para el jinete y muy rendidor para recorrer tramos relativamente largos. Este trote levantado (”posting”) necesita a los estribos, es difícil hacerlo bien con una montura chilena pues los pies van muy adelante del eje natural del cuerpo (pies, cadera y hombros) y el elevado borrén anterior (levantamiento que va por delante de donde se apoyan las nalgas) puede aplastar dolorosamente a las gónadas masculinas y aun el pubis de las damas.
Montar en silla independiente, trote levantado, estribos confiables y versatilidad de las órdenes transmitidas a través de las riendas, pantorrillas y talones o espuelines y el lenguaje corporal, es parte de lo que se aprende en un centro ecuestre, no importa cuánto haya uno cabalgado antes en forma instintiva. Con frecuencia escucho a un buen jinete intuitivo decir “yo ya cabalgo bien y no estoy para perder tiempo dando vueltas en un picadero”. Tiene razón, en parte y en terreno abierto y en gestiones de rutina como avanzar, girar sin exigencias, mantenerse a bordo y controlar a un caballo medianamente tolerante. Pero la instrucción clásica pretende hacer que el jinete y el caballo interactúen con eficiencia aun en situaciones extremas. Para eso, a los caballos los entrena un experto y luego al novicio se le enseña a sentirse cómodo y seguro aun en situaciones inusuales.
Aun antes de permitirles usar estribos (a fin de que desarrollaran reflejos de equilibrio) o galopar, mis hijas Valeria y Paula Aguirre aprendieron a acomodar a su cuerpo con naturalidad sobre un caballo. Un ejemplo: ya tratamos el tema de desmontar y basta con hacerlo bien, pero hay circunstancias en que la rutina es imposible de aplicar y hay que desmontar como se pueda y de inmediato, como ya lo ha vivido Valeria en la sierra (y sólo porque a ella le permitimos gestiones que no le autorizaríamos a un novato). Cómo lo hizo, no importa. Lo que importa es que mis regalonas ya han aprendido a manejar a sus cuerpos aun en situaciones tan artificiales como la peculiar manera de desmontar y mantenerse a bordo (por muy inútil que sea en la vida real) que se muestra en la siguiente foto:
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Dominio del cuerpo sobre un caballo. Sin esa capacidad, que demuestra que mi hija Valeria puede hacer más que lo indispensable, no la habría arriesgado a compartir nuestras aventuras. Demuestra serenidad, confianza y capacidad para enfrentar por sí misma lo no usual y cuando nadie puede ayudarla.
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Paula, mi hija mayor, quien se inició más tardíamente en la equitación, cabalga muy bien conmigo en el campo, mientras a lo largo del 2006 en el centro ecuestre aun no usaba estribos a fin de que aprendiera a equilibrarse sobre el caballo Es el período “silla” que yo nunca viví y por mera suerte superé. Pero a mis hijas las quiero proteger y a la vez prepararlas para compartir con ellas aventuras de cierto riesgo. Mi convicción: no basta montar y montar para ser un jinete confiable, como no basta poner inyecciones para ser médico. Hay que pasar por la Escuela. Aquí ella cabalga hincada sobre una silla tropera sin más ayuda que su equilibrio corporal, hazaña que me costaría un porrazo.
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Pero no conseguirá un buen dominio de su cuerpo ni montar en silla independiente ni manejar bien a los estribos en pocos días y es nuestra tarea evitar que el caballo o la situación se lo exijan. Principalmente, este texto está destinado a aquellos que nos acompañarán en cabalgatas cordilleranas de varios días, pero a la vez pretende mostrarle que la equitación va mucho más allá de montar, cabalgar y llegar, pues nunca se puede anticipar qué es lo que hará de un caballo pacífico una potente masa de músculos al servicio del pánico.
Por cierto, mi intención es ayudarle a no tener problemas, a solucionarlos con eficiencia y de ninguna manera asustarlo, pero quise hacerle presente cuán peligroso puede ser el descuido, la soberbia (”yo monto al animal que me pasen, como me place y no necesito instrucciones”) y resaltar el concepto de que los caballos no nacen sabiendo cómo comportarse y que no se puede cabalgar con la misma técnica a todos los caballos en distintos entornos y sobre todas las sillas. Tal como exageramos los estímulos cuando entrenamos a un caballo, hay que exagerar las posibilidades de incidentes ante un novato, para ayudarlo a pasar al Nivel 2, “incompetencia consciente”. La exageración docente es la clave del aprendizaje...
Cabe hacer presente, para su tranquilidad, que he enfatizado situaciones extremas derivadas de la difícil gestión de prepararle un caballo en el cual Ud. pueda confiar y en circunstancias que Ud. no vivirá, pero no hay ningún caballo en el mundo que sea inmune al pánico. Consecuentemente, no traspase el límite de sus posibilidades. Lo que sí le puedo asegurar es que, quien sea el líder de una de nuestras cabalgatas, será un jinete que sí sabe manejar bien los incidentes pues los ha vivido en el proceso y debe ser obedecido sin discusión. Pregunte o sugiera lo que crea oportuno, pero obedezca sin chistar.
Termino esta sección con un truco y un enfático consejo. Nunca me he caido y quedado atrapado por un estribo, pero lo he visto en condiciones extremas en la sierra, menos dramáticas en el campo (mi nieto) y en picaderos, éstos afortunadamente bien delimitados, de piso blando y con mucha gente capacitada para ayudar a detener al caballo. Poco a poco, ya todas mis sillas de montar llegaron a tener estribos de seguridad tipo Peacock para los niños y los más costosos Kwick-out para los adultos pesados, porque prevenir desastres es prioritario. El problema de si se cae y queda atrapado es que el caballo tiende a arrancar y al arrastrarlo a Ud. se asusta porque siente que algo lo está reteniendo y acelera su huida, con Ud. arrastrado con su dorso resbalando por el suelo. Dada la forma del pie, es imposible liberarlo del estribo, haga lo que haga y hasta puede costarle la vida. La solución es relativamente simple y perfectamente viable: si conserva la serenidad no le será difícil girar su cuerpo para quedar con el vientre y la cara enfrentando el suelo y el pie se liberará inmediatamente. Cuesta mantener la serenidad en situaciones críticas; lo sé porque he vivido varias instancias potencialmente fatales con caballos, paracaídas, yates y aviones, pero las he superado porque, tal vez por mi trabajo, he aprendido a actuar en vez de asustarme. No puedo extrapolar mis experiencias a quienes no las han vivido, pero sí aportarles un enfático mensaje: el peligro debiera generar un reflejo condicionado que lleve a la acción y para eso hay que saber qué hacer.
Ya describí lo que sucedió cuando mi yegua, aterrada, huyó rumbo a un precipicio. Ahora le cuento lo que me pasó a mí. Por fracciones de segundo pensé "termina mi vida en pocos segundos" como si fuera sólo un evento impersonal, tal vez porque toda mi mente, conocimientos y cuerpo estaban tratando de sacarme del lío.Cuando volví a reunirme con la tropa en el estrecho y aún peligroso descenso, vi que toda ella estaba tiritando de susto, pero yo me uní a ella absolutamente sereno. No es que sea "valiente", sino que la vida me ha condicionado a actuar en vez de asustarme cuando paso por una crisis. Que no soy valiente, lo confieso, es porque cada vez que monto al caballo que sea lo hago con un cierto susto. Pero sí he aprendido a “despersonalizarme” (aceptar sin emociones lo que me puede costar la vida) y actuar según un plan predefinido para cada instancia.
No puedo enseñarle a “despersonalizarse”, pero sí instarlo a que, al involucrarse en algo tan peligroso como la equitación, no lo tome como un paseo en bicicleta sino que trate de elaborar un “Manual de Procedimientos” para las posibles instancias desfavorables. Es lo que se exige a los pilotos de aviones, pero lo que nunca se trata con los jinetes de escuela o instintivos. Si es un principiante, alguien más experimentado se debiera hacer responsable de Ud. Exíjale que lo instruya. Con los caballos no son muchas las posibilidades de una crisis dramática, pero pueden ser fatales. Prepárese bien antes de empezar a creer que Ud. está listo para montar algo mucho más impredecible que una bicicleta o un avión...